MAXI MAGNANO
- conquistarte
- 8 dic 2015
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Maxi Magnano nació en Buenos Aires en 1989.
Vivió en Caballito hasta los nueve años y el resto de su vida en Pilar.
Estudió varias cosas que fue dejando a lo largo del tiempo, como Filosofía en la UBA, un cuatrimestre de Fotografía en Andy Goldstein y la carrera de Fotografía en la ENFO.
Su tendencia a dejarlo todo lo convirtió básicamente en un autodidacta que actualmente dedica gran parte de su tiempo a sacar fotos, a crecer como fotógrafo y a entrar en contacto con cuanta obra de arte se le cruce en el camino, de cualquier tipo o género.
No recuerda su primer contacto con la fotografía, de hecho, Jamás se había interesado ni por un fotógrafo, ni por una obra fotográfica, ni por registrar nada a través de la fotografía. Su nostalgia está toda guardada en sus sentidos y su memoria. Nunca sintió la necesidad de conservar un momento, una vivencia o una visión a través de la fotografía.
Prácticamente no le llamó la atención hasta los 24 años, edad en la que se encontró en la situación de no saber qué hacer de su vida y se le ocurrió probar con la fotografía. No tenía cámara ni nada, pero se anotó en un curso básico, después en la carrera y en seguida encontró un lenguaje artístico; una forma de decir algo.
Así es como a esta altura de su vida la cámara de fotos llegó a tener tanta presencia en el ámbito doméstico como una birome o una heladera.
Le gusta sacar fotos en lugares vacíos, poco transitados, dejados ahí en alguna parte…
…”Supongo que porque vivo en Pilar y estoy a cinco minutos de una especie de -en medio de la nada-. En seguida todo se vuelve ruta y campo. Saco muchas fotos de estaciones de servicio y de estacionamientos vacíos a la noche. Tengo elementos que son recurrentes, pero mi predilección a la hora de disparar es una especie de sensación. Esa soledad rara que solamente aparece cuando estás muy lejos. Podes sentirte solo entre muchos, en la ciudad, o podes sentirte solo sin estar rodeado por nadie, de noche, en el medio de la nada, porque la única luz que ves es la de una estación de servicio por la que no pasa nada ni nadie por horas”.
Hace un tiempo comenzó a tratar de desarrollar su visión sobre Buenos Aires, ya que la ciudad le es inevitable y es un lugar en el que pasa mucho tiempo, aunque siempre prefiere sacar fotos en el medio de la ruta. Así fue como encontró algo parecido a aquello que encuentra en el medio de la nada. Aquellas cosas banales o vulgares o directamente feas que de repente pueden cubrirse de esa sensación propia de nostalgia con sólo sacarles una foto.
Su inspiración en el fondo es todo lo que le haya afectado de alguna manera a lo largo de toda su vida. Todos los años que se pasó escuchando The Cure, todos los discos de Nick Cave, las cosas que leyó, las películas de Lynch y el solipsismo del que habla Descartes.
Recién cuando ingresó a la carrera de fotografía empezó a interesarse por la obra de los fotógrafos consagrados y los primeros que le llamaron la atención fueron William Eggleston, Stephen Shore y Todd Hido. Pero son muchísimos los fotógrafos cuya obra le mueven a intentar cosas nuevas. Últimamente está muy obsesionado con la obra de Daido Moriyama.
De todos modos, en el fondo, su inspiración para sacar fotos no viene de un elemento fotográfico; el contacto con la obra de Eggleston, por ejemplo, le sirvió para encontrar un lenguaje expresivo dentro de la fotografía y dichos elementos le sirven para generar sus propias sensaciones en una imagen.
Actualmente no se encuentra trabajando y se encuentra avocado por completo a la fotografía y a sacar muchísimas fotos. Ahora su trabajo es organizarlo todo para así volcarse más al medio físico y alejarse un poco de los medios digitales.
“Hay algo en la copia física de una foto que no se ve o no se siente cuando se ven las fotos en una pantalla,en internet, por lo que ahora lo que me interesa es imprimir, armar muestras y tal vez algún fotolibro”.












